Solidaridad es arrimar el hombro, es darse cuenta de que el otro existe y merece respeto y atención. Ser solidario comienza en el laboratorio familiar, como una experiencia de contacto entre padres e hijos, para convertirse después en un aprendizaje, y terminar instalada como mapa y valor y competencia para la vida. Quien ha tenido padres y hermanos solidarios, aprende a ser solidario por modelaje y formación. Quien no los ha tenido, tendrá que buscar otras alternativas para manejarse dentro del contexto social.
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